Verano de 1793 en el llano de Negrete y una multitud hormiguea por una fantástica ciudad de ramadas y fondas. Hay indios, soldados, milicianos y mujeres, todos excitados y confusos por el consumo de más de veinte mil litros de vino. De pronto el estupor se disipa ante la fascinación de un insólito espectáculo. En medio de la gigantesca tomatera se instala un toro para el sacrificio. La potente bestia se incendia ahí mismo, desde las uñas a las astas, para ser despedazada y devorada por el gobernador del reino, los jefes militares, los curas y los caciques. Acabados los despojos, los fuegos son apagados con chorros de vino y luego se entrega a cada personaje una vasija completa con más alcohol, simbolizando así al elemento universal que une y entiende a las razas, clases y sexos de un país dividido. Ésta es la crónica de las más grandes borracheras políticas de nuestra historia.
Fuente "The Clinic On Line"