Michael Burawoy, profesor de Sociología de la Universidad de Berkeley y vicepresidente de la Asociación Internacional de Sociología, defendió ayer en San Sebastián la necesidad de impulsar la participación ciudadana institucional. «El problema no es convencer a los ciudadanos sino a los partidos políticos», apuntó.
- ¿Qué tesis quiere defender con su ponencia 'Participación ciudadana institucional, perspectiva desde lo social'?
- Mi objetivo es transmitir cuál es el rol de los científicos sociales en el espacio público, fuera de lo que es el mundo académico, cómo cambian las experiencias de país a país y hacer ver la importancia que tienen hoy en un contexto donde el consumismo es cada vez más voraz.
- ¿Conoce la experiencia guipuzcoana impulsada por la Diputación foral?
- Cuando pienso en la participación en Gipuzkoa lo que me viene a la cabeza es la cooperativa Mondragón, una experiencia increíble y conocida en todo el mundo. Con estos antecedentes, es lógico que en este territorio existan muchas experiencias de este tipo.
- ¿Cómo se puede convencer a un ciudadano de que la participación es necesaria?
- Es muy difícil. No lo sé. Depende del lugar del que estemos hablando. ¿Cómo podemos convencer a un ciudadano en Gipuzkoa? Podemos dar ejemplos de algunas experiencias que han tenido éxito como la de Mondragón y recordar que hubo mucha participación al final del franquismo, en la transición a la democracia. Quizás el problema no es convencer a los ciudadanos sino a los partidos políticos para que ellos fomenten la participación.
- ¿Qué ha pasado en la sociedad para que las instituciones se vean obligadas a organizar foros y conferencias para inculcar las bondades de la participación ciudadana?
- No hay que olvidar que los ciudadanos sí participan, lo hacen en la vida en familia, en los sindicatos, hasta cierto punto también en los partidos políticos, en ir a los partidos de fútbol,... hay muchos lugares de participación. Conozco bien el caso de Suráfrica donde ocurrió un proceso similar de transición durante los años 90, donde se dio un momento de mucha participación al final del apartheid pero luego hubo un declive. Las razones son numerosas: a muchos no les gusta la participación porque quieren monopolizar, tampoco les gusta a los Estados porque buscan controlar todo y temen perder ese control; y en tercer lugar muchos movimientos sociales tienden a perder a sus líderes porque en el periodo posterior a la transición muchos de ellos dan el paso a las instituciones o al gobierno y esos movimientos pierden a su cabeza.
- ¿En en el espejo de qué país habría que mirarse para aprender?
- Está Brasil con su sistema de presupuestos participativos, América Latina es un continente muy interesante e incluso el sur de India. Pero lo interesante de todas esas experiencias es que han construido instituciones que permanecen y que los partidos políticos no pueden deshacerse de ellas. Los gobiernos vienen y se van pero esas instituciones permanecen. Eso es lo que está ocurriendo aquí, se están construyendo unas instituciones de participación ciudadana independientes de lo que es el escenario político inmediato.
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