La cosa más fea no quiso esconderse. Sabía que la gente odiaría mirar. Pero había que hacerlo, tenía que salir. ¿Qué otra opción barajaba?
Bueno, lo de siempre, miradas corridas, manos tapando bocas, en fin... gente no mirando. La Belleza y Lo Sublime se reían de lejos, eran los únicos que podían mirar sin retorcerse, la gente en cambio, no.